Crítica de Chuck Moore sobre ROB – Edinburgh Festival Fringe 2022 – online
La ironía de esta encantadora y tranquila comedia física, con código clown, es que mientras el pobre náufrago Rob (Ramón Ródenas) quiere desesperadamente salir de su forzada isla «hogar», la vida y los momentos que ha creado allí son tan adorables que el público no quiere desesperadamente que se vaya. O que se acabe. Por otro lado, «nosotros» no somos los abandonados (lo siento, Rob). Han pasado varios años, y después de empezar con un barco bien equipado (ahora, bueno, destrozado) Rob se ha hecho una vida y unas distracciones, empezando por un socio creativo y esfuerzos de bricolaje que hacen que los esfuerzos de Tom Hanks o Robbie The Cru en una situación similar parezcan perezosos-desesperados. Afortunadamente todavía tiene una radio. Por desgracia, el día en que llega el público es el día en que una noticia de radio anuncia que la búsqueda se ha suspendido. «¡¡¡Quiero ir a casa!!!!» Contado casi sin palabras (pero con un ritmo endiablado y gracioso cuando se producen), con ruidos, música, iluminación y el uso incesantemente inventivo de Rodenas y sus reacciones físicas a todo lo anterior, con títeres y sombras también, durante 50 minutos sin parar, sin perder al público.
Es tan inteligente y hay tanto que hacer (y tanto que explorar, una vez más, para Rob en la isla y sus alrededores) que si parpadeamos es probable que nos perdamos otro momento de risa, alegría y sonrisa a carcajadas. El propio Rob es un tipo tan dulce y simpático (y humano) que hace que su destino -ahora y quizás en el futuro- sea muy conmovedor y que se crucen los dedos. No hay que perdérselo, es apto para todas las edades, y como está en Internet (bajo demanda), las excusas cómo «pero es un océano enorme, y han pasado 3 años desde que Rob desapareció» son inaceptables y pueden – deberían – ser descartadas al instante. Una joya alegre.